¿Las máquinas pueden pensar?

El matemático británico Alan Turing fue uno de los científicos más brillantes del siglo XX y su obra sentó las bases de la informática actual. Su trabajo aceleró el final de la Segunda Guerra Mundial al vulnerar las comunicaciones alemanas rompiendo los códigos de las máquinas de cifrado nazis.
Entre los muchos trabajos de Turing hubo un artículo, publicado en la revista Mind en 1950, que provocó tal conmoción que, aún hoy, se sienten los efectos de su onda expansiva. decisivo para derrotar a los nazis en la Segunda Guerra Mundial, propuso un test para averiguar si una máquina determinada puede ser tan inteligente como un ser humano a este test le llamo Computing Machinery and Intelligence.

Una propuesta muy importante que hiso fue "Propongo examinar esta cuestión: ¿Pueden pensar las máquinas?. Deberíamos comenzar con definiciones de términos como ‘máquina’ y ‘pensar’. Estas definiciones podrían ser ajustadas de tal manera que fueran capaces de reflejar, en lo posible, el normal uso de estas palabras, pero esta actitud es peligrosa".

La idea principal de esto es que 
Turing propuso este tipo de pruebas para demostrar la existencia de inteligencia en una máquina, fundamentándose en la hipótesis positivista de que si una máquina se comporta en todos los aspectos como inteligente, entonces debe de ser inteligente. Es importante este tema por que han empezado a proliferar aplicaciones y herramientas basadas en estos modelos de computación, que son los del aprendizaje de las máquinas o ‘aprendizaje profundo’, o herramientas de simulación para hacer predicciones con multitud de datos recogidos de situaciones parecidas, con los que las máquinas aprenden.  
Para mi este fue un tema muy interesante por que hoy en día el artículo de Turing se considera funda­cional de la inteligencia artificial, además en aquellos momentos se vivió un periodo de euforia que auguraba la creación en pocos años de una máquina inteligente, pero todavía no se ha conseguido en estos términos y parece que, tal cual, el objetivo no está cerca: ya el propio Turing vaticinó que serían necesarios al menos un centenar de años. Sin embargo, utilizamos diariamente mecanismos ar­tificiales que sí podrían considerarse más que inteligentes.

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